El astigmatismo es un defecto de refracción que provoca que el paciente vea doble contorno de las imágenes, sobre todo en distancias lejanas. El origen del astigmatismo está en la córnea, la parte transparente del ojo. La córnea en condiciones normales debe ser perfectamente esférica, pero en los pacientes con astigmatismo es ovalada. En estos pacientes, la córnea tiene una parte más plana y otra más curva, por lo que las imágenes se enfocan en dos puntos distintos y da la sensación de doble contorno (Figura 1). Algunos pacientes pueden compensar su astigmatismo con mecanismos diversos y conseguir una imagen más o menos nítida sin la necesidad de gafas.
El astigmatismo puede presentarse solo o asociado a otros defectos de refracción. Para poder ver bien, los pacientes con astigmatismo pueden necesitar gafas. Es importante saber que el uso de gafas o lentes de contacto no cura el astigmatismo, que el uso de gafas no vuelve “vago” al ojo y lo hace dependiente de gafas, y que el uso de gafas no favorece que aumente ni disminuya el astigmatismo. Dependiendo de la cantidad de astigmatismo puede ser necesario utilizar gafas todo el tiempo o, si el paciente lo desea, para determinadas actividades. En la edad adulta, el astigmatismo, al igual que otros defectos de refracción, se puede corregir mediante cirugía, siempre que el paciente reúna una serie de características.